lunes, 9 de noviembre de 2009

¿QUE PASA CON EL ALMA EN EL MÁS ALLÁ ? +

Y juntamente con Cristo nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús Ef.2:6-

 Cuando a alguien se le habla de temas como: El alma del hombre, de una vida en el más allá, de la resurrección y otros similares a estos,   otros, que son argumentos de  cosas intangible,  crea en la  mente de algunos  ciertas duda sobre la real  existencia de esas cosas. Rapidamente surgen preguntas tales como: ¿tendremos realmente un alma? ¿hay verdaderamente vida despues de la muerte? ¿resucitarán los muertos como agunos afirman que acontecerá, etc. Cuando se le menciona  por primera ves a alguien uno de estos argumentos e normal que puedan surgír  algunas dudas al respeto. Pero cuando se le indica que eso es lo que Dios indica en su Palabra, y se permanece indiferentes, sin buscar de averiguar aserca de un tema tan importante, ese descuido puede causar un grave problema a su vida en el futuro despues de dejar esta vida.

Cuando Dios formó al hombre, le dio un cuerpo un espíritu y un alma, llegando a ser un alma viviente. Él no podía despues de haberlo creado y colocado en este mundo preparado para él, dejarlo sin información alguna sobre su origen, como debía comportarse en esta vida, y su destino al final de su peregrinar por este mundo. Para tal fin le proporcionó con el pasar del tiempo la Biblia, donde expresa por todas las generaciones su voluntad, e información de los multiples aspectos de la vida en este mundo en el cual vivimos y  del venidero.

 Sabiendo  que cada uno de nosotros tiene un alma, no nos damos cuenta  que esta  busca su reposo en Dios que la formó, aún  desde el vientre de su madre. Los humanos nos diferenciamos de los animales porque Dios nos dotó de un alma viviente, por el soplo de vida que le dio; en Genesis 2.7 que dice así: "Entonces Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre llegó a ser un alma viviente". Fíjense en la expresión bíblica "alma viviente". Como podemos ver el hombre está dotado de un alma la cual  trata de buscar y unirse a Aquel que le dio la vida, o sea a Dios su creador. Pero ella está sujeta a un cuerpo que por su naturaleza  pecaminosa la gobierna, y más bien trata de alejarla de Dios.

En la mayoría de los casos, no nos preocupamos mucho por nuestra alma, y algunos la ignoran completamente durante toda su vida. Para muchos la existencia se reduce a una vida en busca del bienestar del cuerpo y las cosas materiales que nos rodean. (esto no tiene nada que sea malo) Lo que pasa es, que no llegamos a percibir la necesidad del alma, la cual se manifiesta con  una sensación de insatisfacción interna, y una ansiedad la cual confundimos, creyendo que es una necesidad del cuerpo. Ese efecto esa ansiedad  nos impulsa a afanarnos aún  más en esta vida, buscando la manera de mejorar nuestra situación y acomodo con el fin de proporcionar, mejores comodidades y esparcimientos para el bienestar del cuerpo.

Pero, luego de todo el esfuerzo que le poamos dedicar buscando ese bienestar material, cuando alcanzamo lo que creiamos que era lo que nos proporcionaría esa supuesta satisfacción; nos damos cuenta que todo sigue igual  y sigue habiendo un vacío y una ansiedad 
 en nuestro ser. En el salmo 42:1 escrito por el rey David que ciertamente no le faltaba nada dice: Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios del Dios vivo. Este era el clamor del salmista, él  pudo percibir y comprender el clamor de su alma. Aquel que no comprende, y confunde ese abatimiento  que sale de su interior, con una necesidad del cuerpo; se afanará inútilmente para satisfacer ese clamor del alma. Esa es la razón por la cual algunos de esos ricachones, a los cuales la vida les proporcionó de todo, a veces se quitan la vida; por no saber diferenciar o reconocer entre el clamor del alma, y las necesidades del cuerpo en nuestra vida cotidiana.

Como el alma comúnmente es ignorada, los afanes y obligaciones de esta vida nos tienen completamente ocupados. El alma por supuesto, como es algo  intangible, al contrario de nuestro cuerpo que lo vemos y lo palpamos; nunca se le dedica y un tiempo con el fin buscar “ese algo” que nos falta. Eso es debido a que no hemos aprendido a considerar su existencia, ni el remedio para de "ese clamor" con el fin de  llenar ese vacío. Aunque a veces se hace un propósito con toda la buena voluntad, para alcanzar una meta espiritual, los afanes de esta vida nos impiden llenar ese vacío, que hay en nuestro diario vivir.

 las enseñanzas tradicionales no son las más acertadas

Otra cosa  que dificulta el interés de ocuparnos del alma, para algunos que creen de que es parte de su vida, son  esas enseñanzas espurias que algunos divulgan grabandolas en sus mentes tales como: Que al morir todo se acaba, que uno deja de existir y no sabe más de sí mismo, que perecen nuestros pensamientos. otros que enseñan, que luego de la muerte se reecarnarán en una nueva identidad. o pasarán un tiempo en el purgatorio para luego ir al paraiso etc. Todas estas enseñanzas no se hallan en la Palabra de Dios. y solo sirven para confundir y dar una aparente seguridad para enfrentar el más allá.  


Esos credos que no quieren encarar la realidad bíblica, suavizan las cosas con falsas speranzas afirmando que al morir, el cuerpo es sepultado, y el alma va a un sitio llamado "purgatorio", a expiar  por un tiempo sus culpas, y luego de  haber pagado por sus pecados (o que alguien le ha pagado una misa en este mundo para sacarlo de ese sitio) sale de allí a otro lugar llamado paraíso. Esta doctrina del purgatorio, es una afrenta al sacrificio de Jesucristo. Si fuera así de sencillo nos preguntaríamos ¿para qué vino Cristo a morir por los pecadores si para llegar al paraíso o ser salvo está el purgatorio?

 Como nadie ha regresado del más allá para que nos relate acerca de ese lugar, la única enseñanza que tenemos es la que nos proporciona la la Palabra de Dios y lo que nos dejó  nuestro Señor Jesucristo. Todas las demás teorías extra bíblicas son meras especulaciones, y doctrinas de error. Satanás insinúa a los lideres de algunas organizaciones eclesiásticas esas doctrinas,  que no se encuentran en los escritos y verdades bíblicas, con el fin de tranquilizar la mente de sus adeptos, y ocultarle el peligro, en  que se encuentran sus almas. Luego al separarse el alma de su cuerpo se encuentra a causa de esas falsas enseñanzas  en  esa otra dimensión, en el más allá, engañado y sin haber atendido el verdadero llamado de Dios para la salvación.

Otras de las preguntas que pueden pasar por nuestra mente es: ¿existe realmente en nosotros, ésta alma que clama por Dios y necesita ser salvada por Jesucristo? Pues sí existe, así lo enseña la palabra de Dios.

Sin embargo a parte de la enseñanza bíblica, que analizaremos a continuación, hay una manera muy simple de averiguar la existencia del alma en nuestra vida por uno mismo, y esto se consigue reflexionando en algo muy sencillo, que es lo siguiente: Se ha puesto a pensar que desde que tiene razón de ti mismo, de tu existencia, tu cuerpo a crecido, se ha transformado, ha envejecido, se ha enfermado etc. Pero ¿has notado que tus pensamientos tu YO, es igual y no ha cambiado desde que tenías 15 16 años? Interiormente no has envejecido y sigue siendo siempre tu mismo. Es normal que notes diferencias en tu cuerpo con el pasar de los años, pero analízate, ¿ha habido algún cambio en ese “Yo”, ese ser interno que es tu alma, la cual no envejece ni perece porque es eterna? ¿Verdad que no? Pues esa es la parte intangible de nuestra naturaleza espiritual, que se diferencia de lo tangible que es nuestra naturaleza humana, o cuerpo.

Otro método de averiguarlo, es por supuesto a través de la Biblia, leyendo la palabra de Dios, ella es lo que Dios le dejó a la humanidad a fin de que le conozcamos a Él, como nuestro hacedor  y también nuestra doble naturaleza, la espiritual y la material. La parte material nuestro cuerpo con sus reacciones y necesidades lo conocemos porque es tangible lo vemos, lo tocamos, lo vivimos; pero del alma que es el centro de nuestros pensamientos, el director, y el motor de nuestras acciones, no la vemos porque ella es la parte espiritual del hombre. Es la parte de Dios en nosotros, de su Espíritu, es ese soplo de vida que puso en nuestro ser.

Para saber de ella y lo que acontece después de la muerte, debemos recurrir a la única fuente confiable, y esta es la palabra de Dios. Y aprender del único que vino del más allá con autoridad para enseñarnos, y este no puede ser otro que nuestro Señor Jesucristo. Él es el único que conoce esa dimensión y el lugar donde residen los que han dejado este mundo. Y es el que tiene autoridad suficiente para poderlo revelar, escurriendo la cortina de ese misterio, donde residen los que parten de este mundo y se encuentran en esa nueva morada del más allá. En Lucas 16.19 el Señor relata de un coloquio que se realizó en el Hades, donde se mencionas tres personajes  que vivieron en este mundo y murieron.

Estos al morir, experimentaron la separación de sus almas, que es esa parte intangible del cuerpo humano, los cuales al morir fueron sepultados sus cuerpos, y sus almas se encontraron en ese lugar temporal de reunión llamado Hades. Este es un  lugar donde se reunían todas las almas, desde el día que Abel que  lo inauguró a estado recibiendo a todos aquellos que dejan este mundo a causa de la muerte. En este relato muy interesante y único, ellos entablan una conversación con sus almas, que es lo que quedó con vida al separarse de sus cuerpos.

A fin de poder entender bien este interesante argumento, y pensando que algún lector no tenga un Nuevo Testamento a la mano, se transcribe el relato de Jesucristo tomado de la Biblia en el evangelio según Lucas 16.19,30 que dice así: Versión  Reina Valera 60

Verso 19 Había un hombre rico, que se vestía de purpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. 20, Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas. 21, Y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aún los perros venían y le lamían las llagas. 22, Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 23, Y en el Hades alzó sus ojos, y estando en tormentos, vio a Abraham y a Lázaro en su seno. 24, Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mi, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 25, Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, Y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. 27, Entonces le dijo: Te ruego pues, padre que envíes a la casa de mi padre, 28, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. 29, Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienes; óiganlos. 30 El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. 31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán si alguno se levantare de los muertos.

Para analizar este relato en detalles sería muy extenso, razón por la cual solo haremos breves comentarios de lo que la palabra de Dios nos quiere enseñar sobre el tema del alma y del más allá.

Comenzaremos por decir que mientras el cuerpo de Abraham, según Génesis 50:13 fue sepultado en Canaán, en la cueva del campo de Macpela; así como también el cuerpo del rico fue sepultado, sus almas seguían con vida, según lo indica el anterior relato; y sostuvieron una conversación al encontrarse en ese sitio de reunión temporal llamado Hades. (Mientras sus cuerpos estaban en sus respetivas tumbas)

Antes de morir Jesucristo, todas las almas estaban reunidas en el Hades en dos lugares diferentes, que estaban separados por un gran abismo, independientemente de ser justas o injustas. Uno de ellos llamado "seno de Abraham", que era un lugar de  consuelo para las almas que allí moraban; mientras que el otro era un lugar de tormento. Al ser visitado este lugar por Jesucristo después de su muerte, Él trasladó las almas perteneciente al seno de Abraham a otro lugar, y el Hades quedó desde entonces solamente para los desobedientes a la voluntad de Dios.

De lo que revela el relato, sobre el encuentro de estas tres almas en ese lugar, una de las cosas más importante que podemos aprender es: que hay vida después de la muerte, y por supuesto ellos seguían  conscientes en el Hades. Estando allí el rico dice que  alzó sus ojos, al decir que alzó sus ojos deducimos  que él se encontraba en una posición inferior a la del seno de Abraham. ¿Pero ahora, a cuales ojos se refiere si sus ojos físicos estaban en la tumba? Es aquí donde se nos quiere revelar las facultades que tiene el alma, que no necesita de los ojos del cuerpo para ver; ella  puede ver sin necesidad de lo físico.  Así que, él veía, y pudo reconocer a Abraham y a Lázaro, aquel pordiosero que por algún tiempo lo vio estando en el cuerpo, tirado junto a su puerta, deseando saciar su hambre de lo que caía de su mesa, por la expresión "ansiaba saciarse" se deduce que no se le permitía hacerlo.

Al ver a Abraham y a Lázaro con él, dando voces dijo: Padre Abraham ten misericordia de mi y envía a Lázaro (posiblemente todavía lo retenía un ser inferior como el que estaba tirado en su puerta) para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua porque estoy atormentado en esta llama. Por las palabras de este clamor aprendemos unas cuantas cosas: Que aunque las cuerdas vocales de su ex cuerpo estaban en la tumba el clamó a Abraham, ¡podía hablar! podía comunicarse. También aprendemos que al reconocer a Lázaro, su memoria y conocimiento del pasado permanecía vivo en él, aunque su cerebro físico estaba en la tumba. Y también se nos revela que se encontraba en un lugar de sufrimiento separado de donde estaba Lázaro. El sufrimiento y molestia que experimentaba nos revela que su sentido y sensación estaba vivo en él, aún no teniendo un cuerpo. Razón por la cual pide una misericordiosa ayuda, para aliviarse de ese sufrimiento.

Al oír Abraham su clamor entendemos que había en ellos percepción, porque él escuchó su mensaje y le respondió, diciéndole que se acordara que en su vida él tuvo de todo, y Lázaro males, dándonos a entender que aún no teniendo un cerebro físico, la memoria permanece no se pierde con la muerte. Luego Abraham le explica la imposibilidad de poder cumplir con su petición debido al impedimento de allegarse hasta ese sitio, por el gran abismo que los separaba a ambos, así que, por ese motivo, ni unos ni otros podían cruzar ese abismo que los separaba.

El último argumento de conversación entre Abraham y el rico, fue la petición de este último de enviar a Lázaro a la casa de su padre, porque tenía cinco hermanos, que necesitaban ser advertidos para que ellos no fueran a ese lugar de tormento donde él estaba. Es algo difícil poder entender que lo motivó para preocuparse por sus hermanos, estando en esa tormentosa situación.

Se podría pensar que era un intento para darle a entender a Abraham, que aún estando merecidamente por sus actos en ese lugar, todavía habían buenos sentimientos en él, al preocuparse por sus hermanos; como demostrando un sincero amor hacia ellos, aplicando el refrán que a veces se oye: “lo que me está pasando no se lo deseo ni a mi peor enemigo”. También aunque él pidió que Abraham enviara a Lázaro, se podría pensar que él tenía la esperanza que Abraham pudiera decidir, que él era el más indicado para esa tarea de advertir a sus hermanos, y así tener la posibilidad de regresar para arrepentirse. También se podría pensar que quería transmitir el mensaje, de que él no fue advertido adecuadamente para buscar a Dios, y así haber podido evitar esa situación en la cual se encontraba ahora. Sea lo que fuere su petición no estaba en entre las posibilidades de realizarse.

Lo cierto es que en ese aspecto, él no tenía las ideas claras, primero porque Abraham aunque gozaba de una posición privilegiada, estaba también retenido en ese lugar, y no tenía potestad alguna de tomar acciones para efectuar cambios allí. Y segundo no entendía que su situación era irreversible, y no había manera de cambiarla, todo cambio de actitud, arrepentimiento, y de sujeción a las enseñanzas de la palabra de Dios, hay que procurarlas mientras se tenga vida en este mundo.

En cambio Abraham estaba claro al decirle, que si sus hermanos no oían las enseñanzas de Moisés, por medio de la predicación de los profetas, tampoco se persuadirían si alguien se levantara de los muertos. Esta explicación nos enseña que el hombre, con sus propias experiencias, teorías humanas sobre la vida o la muerte, no ayudan para nada ni para él, ni en convencer a otro para ser salvo. Solo cuando el hombre habla o predica de la Biblia, la palabra de Dios hará el efecto por la cual es enviada, por eso que ella dice: Que la fe viene por oír la palabra de Dios, bien sea por la predicación, o su lectura.

Es propicio el momento para preguntar: ¿porque Abraham no le dio a él ninguna esperanza de un cambio de situación en el futuro, estando su alma atormentada y angustiada? ¿porqué no le informó, que existía o habia un lugar, que le daba la posibilidad de salir de esa situación, que a lo menos le hubiera servido de consuelo? ¿Por qué no le dijo que existía el tan nombrado y popular purgatorio? ¿Informándolo que después de sufrir por un tiempo en ese sitio, o que algún pariente le pagara algunas misas, él saldría de esa situación para un lugar de consuelo para su alma? No le  mencionó  nada de eso,  simplemente porque no existe tal purgatorio, y solo es un engaño satánico para tranquilizar las personas, fieles a esa doctrina  y mantenerla con esa falsa esperanza de que hay una forma de evitar el castigo eterno.

Es evidente que tampoco existe la tal aniquilación del alma, que algunos sustentan, que al morir perecen sus pensamientos y todo se acaba. Pues muy claramente Jesucristo revela todo lo contrario, en el relato bíblico que sustenta ésta exposición, y afirma que el alma después de la muerte sigue con vida, y con todos los sentidos que tenía estando en el cuerpo, antes de experimentar la separación que causa la muerte.

Es oportuno aclarar que este rico no se encontraba en ese sitio de tormento por ser rico, sino porque se desentendió de las cosas de Dios y de sus estatutos estando en vida, no tomó en cuenta para nada las enseñanzas de la ley mosáica que regía en ese tiempo. Como tampoco Lázaro se encontraba en ese sitio de consuelo por tener llagas o ser pobre. Todo hombre o mujer tiene el deber de buscar a Dios mientras viva; en el período de vida que le es concedido en este mundo, y obedecer su santa palabra, reconociendo a Jesucristo como el único medio de perdón, para ser salvo.


Concluimos diciendo que cada uno de nosotros posee un alma, y la única manera de evitar de ir a ese lugar donde estaba el  rico, es acatar lo que Jesús enseñó cuando dijo: Yo soy el camino la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí. El que cree en Jesús tiene vida eterna, y Cristo le resucitará en el Día postrero.

Aggeo Palumbi, noviembre 2009

revisado el 20/05/12