LA MUERTE Y EL CREYENTE SEGUNDA PARTE
Hay tres clases de muerte.
Después de
haber dado una explicación general sobre la muerte, como algunas opiniones o
doctrinas anti bíblicas, que enseñan
diferentes organizaciones religiosas; a continuación se expondrá con más detalles cada uno de los
temas relacionados con este argumento, apegado únicamente en lo que enseña la Biblia, y no en el razonamiento
o ideas que puedan surgir de la mente humana.
Se comenzará
con decir, que hay tres clases de muerte las cuales son:
La espiritual, que concierne a nuestra alma,
esa parte intangible de nuestro ser la cual está enemistada con Dios a causa de la
desobediencia y el pecado.
La física, que todos conocemos por la muerte
del cuerpo, que también se podría definir como ese momento cuando se separa el alma del cuerpo.
La eterna, que es el
castigo del alma, la cual al estar enemistada con Dios a causa del pecado;
nunca buscó acogerse al plan de salvación, que Dios ha provisto para todos por
medio de la muerte y resurrección de su hijo Jesucristo.
Esta última (la eterna) solo la experimentarán
aquellos que, al efectuarse la separación de su alma del cuerpo; nunca prestaron atención en toda su vida al plan de salvación, que Dios
le proporcionó al hombre para reconciliarse con él. Ellos estarán en el Juicio
del gran trono blanco para ser juzgados, con la consecuente separación definitiva
de su creador.
La muerte
espiritual. Esta muerte la heredamos al
nacer, por cuanto nuestros padres también nacieron en pecado. Esta no se
refiere a la del cuerpo humano, sino a esa separación o enemistad que se
produjo entre Dios y el hombre al momento de este pecar. Debido a que nosotros
nacemos en pecado, todos estamos espiritualmente
muertos, desligados de la comunión con Dios. Seguramente que esta
definición, para algunos les puede resultar difícil de entenderla cabalmente. Para tener una idea más clara de su
significado, se pondrá un ejemplo de algo que es muy conocido por nosotros.
Todos sabemos, que de una pareja de ovejas completamente
blancas saldrán ovejitas blancas; en
cambio de una pareja de ovejas manchadas, saldrán ovejitas con manchas en su
piel. Esto quiere decir que al reproducirse saldrán a semejanza de sus padres. Por supuesto que de una pareja de humanos saldrán también
hombres y mujeres de la misma naturaleza y semejanza de sus padres. Es así que,
si la primera pareja Adán y Eva, hubiesen tenido hijos antes de ellos pecar
contra Dios; los hijos e hijas hubieran nacido inocentes y sin pecado. Pero
como primero pecaron y luego tuvieron hijos, estos nacieron con el estigma del
pecado en ellos. Estando así espiritualmente muertos.
Esto causó que toda la raza humana estuviese
enemistada con Dios. Esta condición es la que se conoce como la Muerte
espiritual. Sin embargo, esta condición tiene remedio, mientras en el transcurso de la
vida que le es concedida al hombre, haga lo que Dios le indique por medio de su
palabra que es la Biblia; aceptando el medio salvífico que puso a disposición
de la humanidad.
Lo que puede escapar del razonamiento de algunos,
según nuestra manera de ver las cosas
es: ¿Por qué un niño que apenas entra en esta vida nace en pecado? ¿Acaso a ellos
se les responsabiliza de los pecados de sus padres? No, de ninguna manera, los
hijos no son responsables de los pecados de sus padres. Sin embargo de una pareja de pecadores, nacerán
hijos con la raíz del pecado, a causa de que sus padres eran pecadores. Por
supuesto que ellos (los hijos) no serán responsables de los pecados que
cometieron sus padres.
Para aclarar un poco más el argumento se pondrá otro ejemplo,
aunque este no sea exactamente igual, con algo que es reconocido por la ciencia;
se trata de lo que puede acontecer cuando
una mujer enferma con sífilis, resulta embarazada, ella puede trasmitirle la
enfermedad a su futuro bebé. Igualmente las enfermas de SIDA pueden pasar la
enfermedad a su bebé.
Bien de esa
misma manera, todos hemos nacido con esa huella del pecado. Sin embargo nosotros
no seremos responsables del pecado de nuestros padres, sino de los nuestros. Esa
transgresión o pecado original, podríamos compararlo a un vertedero de desechos
de una ciudad hacia un río, el cual contaminará todo el caudal de río hacia
abajo.
El apóstol Pablo expone esta doctrina de la imputación
del pecado de Adán, el cual pasó a todos
los hombres, como de la justicia de Cristo en lo que respeta a nosotros que
creímos; en el libro de Romanos 5.19 lo explica diciendo:”Así como por la desobediencia de un hombre (Adán) muchos
fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, (Jesucristo)
muchos serán constituidos justos”. Por supuesto que para beneficiarse
de la justicia que Dios nos ofrece, el único requisito es creer de todo corazón
que Cristo murió y resucitó para nuestra
justificación.
Esta condición en la cual hemos nacidos es decir en
pecado, es lo que ha ocasionado la separación del alma humana de su creador, como
su muerte espiritual. Esta condición hay que diferenciarla de la muerte del cuerpo como de la eterna, ya que Dios ha provisto para
el hombre la propiciación, o sea la de “Apartar su ira
mediante la justicia de un hombre”; que únicamente fue cumplida por su
hijo.
Jesucristo fue el único que cumplió con ese requisito de justicia.
Es así que todo aquel que cree y acepta ese sacrificio como si hubiese sido hecho para él personalmente, es
Reconciliado en el acto con Dios; restableciéndose así
esa relación que se había perdido. Se puede concluir diciendo, que la muerte
espiritual la podríamos catalogar como algo temporal, ya que mientras el hombre
tiene vida en este mundo existe la posibilidad de ser reconciliados con Dios
por medio de Jesucristo. El único mediador entre Dios y el hombre como dice en
1Tim 2.5 “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo hombre.
Un paréntesis ¿Qué de
los niños? Antes
de continuar con el tema, que se viene desarrollando, es conveniente abrir un
espacio para aclarar, algo que inquieta a muchos padres cuando se diserta sobre
este argumento, de la trasmisión del
pecado original a todos los hombres.
Ya que muchos se preguntarán, ¿cómo quedan los niños
en esa trasmisión del pecado original, y cuál será el destino de los niños que mueran
antes de llegar a tener razón o consciencia de sí mismo? Ya que por no poder discernir entre lo bueno y lo
malo, no pueden tampoco tener conciencia del pecado; y de su responsabilidad con Dios. Lo primero que
tenemos que resaltar aquí es: Que Dios es esencialmente Justo, y así como no
dará por inocente al malvado, tampoco
condenará al inocente. (Éxodo 34:7)
Sin embargo aunque esta doctrina de los niños que para
algunos no está bien definida, en cuanto al pecado original, no se puede absolutamente
pensar que Dios no lo haya previsto. En la palabra de Dios hay algunos pasajes que el mismo Jesús mencionó,
referente a este tema que dan una
respuesta y tranquilidad, a los que tengan esas inquietudes.
En una
oportunidad Jesús dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis;
porqué de los tales es el reino de los cielos.” (Mateo 19:14) Como también
dijo: “De cierto os digo, que si no os volvéis o hacéis como niños, no
entraréis en el reino de los cielos.” (Mateo 18:3) dando a entender, que sí
hay una previsión divina para ellos.
Sin embargo para el investigador, y el experto en la
palabra, este tema debería ser sencillo, ya que lo analiza tomando en cuenta el
plan macro de Dios. El cual de la
totalidad de los humanos que nacerían en pecado por la transgresión de Adán y
Eva, hasta el último al final de la vida de este mundo; Él escogió un grupo
para sí, aún antes que Él creara los ángeles, el universo, y al mismo hombre. A
estos los inscribió en el libro de la vida; de los cuales ni uno de estos que fueron
escogidos se perderá.
Tenemos entonces que un niño escogido e inscrito en el
libro de la vida, es salvo desde el vientre de su madre, durante su infancia,
su juventud, hasta “el día de Dios para
él” Donde oirá su llamado recibirá
la fe que le es dada como un don, y aceptará a Jesucristo como su salvador. Todo esto, no por ser mejor que los
demás sino por la misericordia de Dios.
De manera que si debido a una enfermedad, o cualquier otro
medio como guerra, terremoto, catástrofe etc. La vida de alguien fuere interrumpida
en su infancia, antes del día que Dios
lo hubiese llamado para aceptar a Jesucristo, siendo él escogido, no se perderá jamás; y tiene su lugar el reino
de los cielos. Ciertamente Dios en su soberanía y justicia sabrá cómo manejar
esos casos en particular.
Por el contrario el niño que no esté inscrito en el
libro de la vida, en ningún momento o circunstancia de su vida reconocerá a Jesucristo como su salvador
aunque se le presente la salvación en bandeja de plata y se le explique en detalles
el plan Divino. Ningún argumento será suficiente para poderlo satisfacer a
plenitud. En el supuesto caso que Dios concediera a alguien no escogido una
misericordiosa entrada a su reino, se repetiría la historia de Satanás, que
insatisfecho de lo que Dios le había otorgado, deseó ser superior a su Creador.
Después de esta explicación podría surgir la pregunta:
¿cómo queda eso que dijo Jesús de “Dejad
a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porqué de los tales es el reino de
los cielos”? Ya que en ese pasaje, no discrimina entre niños escogido y los
que no son. Pues todos esos niños a los cuales se refirió, pertenecían a su
pueblo escogido, del pacto con Abraham, de la circuncisión, los cuales aparte de estar inscritos en el libro de la
vida, lo estaban también en el libro de la casa de Israel.
Por último un consejo: El que realmente ama a sus
hijos, y su familia, tiene que amar, honrar y buscar a Dios que “hace
misericordia por millares a los que le
aman y guardan su palabra.”(Éxodo 20:6) Dios ciertamente salvará hijos,
nietos y bisnietos por generaciones por
amor a los que le buscan. Hay una promesa para el creyente, en Hechos 11.13-14 donde Pedro relata que fue enviado
por Dios para hablar a Cornelio diciendo: “Él
(Pedro) te hablará palabras por las
cuales serás salvo tú, y toda tu casa.”
Esa es la clave para nuestros hijos y nuestros familiares, ser fieles a Dios y él
nos premiará, como aconteció con Rahab de la ciudad de Jericó, que por creer se
salvó ella con toda su familia.
La muerte física. Cuando
se habla
de la muerte física, todos de alguna manera sabemos de qué se trata; es el momento cuando al ser
humano se le termina el tiempo de su estadía en esta tierra. Seguramente hemos asistido
en algún momento a un entierro; o hemos visto a alguien inmóvil en una urna, el
cual ha dejado este mundo para siempre.
Cuando esto acontece
se debe entender que este ser viviente, ha llegado al final de sus días, bien
sea por la edad, debido a una enfermedad, o por un accidente. Aparte de haber
expirado, y abandonado este mundo, el
alma de ese individuo se ha separado de ese cuerpo, que fue su habitación durante
todo el tiempo de su vida. Con el cual se identificó, y se relacionó por medio
de él con los demás seres y cosas de este mundo.
Es el adiós
definitivo de su experiencia terrenal, desde ese momento ya no habrá más familiares
y amigos; es una separación dolorosa para
los más allegados del fallecido. Sin embargo todos lo vemos con resignación, sabiendo que
es el camino de la vida y que un día nos tocará a cada uno de nosotros.
Siendo este el
medio, para cumplir la sentencia de regresar al polvo de la tierra. Porque
cuando el hombre pecó, Dios le había advertido que de desobedecer, ciertamente moriría y eso dio
lugar a que la muerte pasara a todos los hombres. Diciéndole que su cuerpo que fue formado con los elementos de la tierra, volvería allí al final
de sus días.
En Génesis 3.19
le dijo: “Con el sudor de tu
rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra,
porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres y al polvo volverás”.
La diferencia entre el hombre y los ángeles. Aunque también hubo una parte de los ángeles que
pecaron, ellos no están sujetos a la muerte física; porque ellos son seres incorpóreos,
son espíritus. Los cuales por permisión de Dios, pueden tomar forma humana.
(Como los que se presentaron a Abraham) en Génesis 18.1 y 19.1
Hay una gran diferencia entre los ángeles y el
hombre, primero porque ellos fueron
creados mediante la directa voluntad de Dios. Como por ejemplo cuando en
Génesis 1 dijo: Sea la luz, produzca la tierra árboles que den frutos, haya
lumbreras en la expansión de los cielos etc. Con esa voluntad soberana y
creativa, él hizo los ángeles a los cuales en el libro de Job y en otros, a
todo ser creado de esa manera, los denomina “hijos de Dios”.
Mientras para el hombre aplica una manera
completamente diferente, ya que primero le da un cuerpo (cosa que los ángeles
no tienen), siendo una obra formada por sus manos; de una sustancia similar a
los elementos que contienen la tierra. (Como unos veinticinco elementos.) Luego
sopló en su nariz espíritu de vida, llegando a ser un alma viviente.
(Solo para completar la idea, es como si a un
ángel (que es incorpóreo) lo vistieran o lo metieran en un cuerpo). De allí que el nuestro
es materia, y es perecedero, pero el alma, es eterna, por lo cual no perece. Ella
es la esencia de la vida del hombre,
porque es algo que salió de Dios, y por medio de ese soplo, le dio espíritu y alma
al hombre.
Por supuesto que cuando alguien muere, el alma se libera de esa
envoltura que la retenía y comienza para ella una vida completamente diferente
en ese nuevo ambiente; desligada del cuerpo que ocupó durante su permanencia en
esta tierra. Encontrándose en una nueva dimensión, en ese mundo de los espíritus,
donde está Dios y todo el conjunto celestial creado por Él. Para nosotros los humanos,
mientras vivimos, esa dimensión o espacio nos está oculto, hasta el día de la
muerte cuando estaremos allí.
En el momento de ese cambio,
de esta vida a la otra, todos los sentidos y recuerdos que tuvimos se
conservarán y serán ampliados, como se explicará más adelante.
¿Para qué es necesario un cuerpo si es
perecedero? La
diferencia de poseer un cuerpo y no tenerlo consiste en lo siguiente: Que con
él podemos convivir con la naturaleza,
manejar y utilizar las cosas que nos rodean, ver y comunicarnos con otros seres
humanos. Es prácticamente, lo que nos permite estar en contacto con lo físico
de este mundo. Al despojarnos de él perdemos esa facultad de comunicarnos con
la parte material de este planeta. El alma del difunto ya no está facultad de tener contacto con los
vivientes, ni con el mundo físico.
Es lógico que para alguno, esto de seguir viviendo
después de morir es algo difícil de poderlo imaginar, y mucho menos pensar que
al estar separados del cuerpo se puedan tener
facultades aún más amplias de las que teníamos cuando se estaba en él. Ya que según
lo que comúnmente se piensa es: que al dejar de funcionar el cerebro todo
pensamiento perece, ya que es allí donde residen todos los recuerdos.
Cosa que no es así, como se podrá apreciar con un
ejemplo del más allá, que Jesucristo nos dejó, de lo que acontece en esa dimensión después de la muerte. Donde los sentidos de
alguien que fue sepultado, en ese relato se nos demuestra que todas sus
facultades estaban activas y
funcionando. Hasta los sentimientos de
su alma, ya que estaba preocupado por sus familiares que aun vivían en este
mundo. Este relato se encuentra en el evangelio según san Lucas 16 (El cual se comentará con detalles más adelante para no
salirnos del tema que se está tratando).
Después de la muerte como sabemos, el cuerpo humano es
devuelto a la tierra. Así lo decretó Dios como ya vimos en Génesis 3.19. Sin
embargo este paso, o esta fase de la vida, en parte ha sido superada y vencida
por Jesucristo al resucitar de entre los muertos. Ya que al resucitar la venció
y la sometió, con el fin de que todos los que crean en Él, puedan volver a tener
un cuerpo eterno, e incorruptible como el de Jesús.
Este será completamente nuevo y vendrá del cielo, no
estará compuesto ni con los elementos de
esta tierra, ni con los del antiguo cuerpo, que yacen en las tumbas de este
mundo (como algunos piensan). El cuerpo de resurrección, aparte de ser
celestial por venir del cielo, será de la misma gloria del que tuvo Jesús.
No tendrá relación alguna con el actual, ni con esta tierra,
la cual fue maldita por Dios, y cuyo fin según lo revela la palabra será
quemada. Así lo afirma en 2 Pedro 3.10 diciendo: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los
cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos,
y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”.
Debido a que la separación de un ser querido causa
mucho dolor a sus parientes, no faltan en este mundo aquellos que por ganancia,
afirman poseer facultades que le permiten comunicarse con seres del reino de
los fallecidos en el más allá. Estimulando de esa manera esa innata curiosidad
humana, o la simpleza de aquellos que
por el dolor y el abandono de un ser querido, se consuelan con la posibilidad
que les ofrecen de tener un contacto con el extinto.
A parte que estas prácticas están condenadas por Dios
en su palabra, no son otra cosa que un conjunto de falsedades y artimañas
demoníacas, para engañar a los simples.
La muerte eterna Ésta
en la palabra de Dios es llamada también
“la muerte segunda” y es la más terrible de todas, y no tiene relación alguna
con el cuerpo; es el destino final del
alma que durante toda su vida no buscó a Jesucristo como su salvador.
Esa alma que
despreció todas las oportunidades que tuvo de acudir a Dios para ser
salvo. El apóstol en Juan 3.19 de su evangelio lo afirma
diciendo lo siguiente: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo,
(la luz es sinónimo de Jesús y sus
enseñanzas) y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas”.
Cada habitante de este mundo en algún momento de su vida, de una u otra
manera ha tenido la oportunidad de saber de esa luz que es Jesucristo, aún por medio
de las navidades llega a su conocimiento que Dios en la persona de Jesús, se
humanó y vino a este mundo a través de una bienaventurada Joven virgen, llamada
María.
Nadie podrá
declararse inocente delante de Dios, hasta por haberlo nombrado en alguna ocasión
sin necesidad, no será dado por inocente. Así está escrito en Éxodo 20.7 en
el tercer mandamiento que dice: “No tomarás
el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová
al que tomare su nombre en vano”.
Esta muerte segunda es lo más tormentoso que le pueda
acontecer al alma. Luego, aparte de ser la paga por los pecados de toda su
vida, es la separación y abandono definitivo de parte de Dios. Todo esto por el
simple hecho de no haber aceptado la oferta de salvación que Dios le
proporcionó al hombre en la persona de Jesucristo.
En esa
situación, y sin posibilidad de cambio
alguno es que se encuentran Satanás y
sus ángeles; ellos están en espera de la sentencia final de su castigo el cual
será al final de los días de este mundo. Ellos por haberse rebelado en contra
de su creador fueron castigados a estar por la eternidad alejados de Dios.
Posiblemente alguien podrá pensar, que eso del
abandono de parte de Dios no es muy relevante, porque de todas maneras nunca lo
hemos visto. Sin embargo es bueno tener presente lo siguiente: Al leer en los
evangelios el relato de los sufrimientos de Jesucristo, cuando fue abofeteado,
escupido, azotado y clavado en la cruz, él no se quejó en ningún momento de
todo eso. Cumpliéndose la profecía de Isaías, el cual refiriéndose a Jesús, y a
esos sufrimientos dice que no se quejó por todo lo que le hicieron.
Así dice el profeta de Jesús en Isaías 53.7: “Angustiado
él, y afligido, no abrió su boca; como
cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores,
enmudeció, y no abrió su boca”.
Sin embargo, al
estar en la cruz cuando fue abandonado por el Padre por tres horas, fue cuando
clamó a gran voz, como con ruego diciendo: Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me
has desamparado? Esto debería ser suficiente para poder entender que,
aunque no le veamos, Dios está con nosotros porque su espíritu, una parte de Él,
está en cada hombre y mujer de este
mundo. Luego al morir este vuelve a Dios que lo dio. Además él es Omnipresente
y disfrutamos de su, misericordia y de todo lo que nos rodea.
Resumen de la muerte eterna. Solo Jesús sufrió hasta ahora, ese castigo del
abandono, por esas tres horas; con el fin de que no lo sufriéramos nosotros
eternamente. Lo expuesto anteriormente, referente al abandono de parte de Dios,
es lo que la Biblia nos dice que es la muerte
segunda del alma.
Como ya se
explicó, la muerte espiritual originada por el pecado, nos enemistó con Dios, sin
embargo Él le concedió al hombre la posibilidad de una reconciliación, con el
perdón de todos sus pecados. Aun
teniendo esa posibilidad de reconciliación, la muerte del cuerpo estará vigente
para todos los vivientes hasta el fin de todo lo que tiene vida en este mundo
en el futuro.
En el nuevo testamento, la muerte eterna tiene otro nombre que es “la muerte segunda”. Una clara descripción de los tormentos de esta
muerte la encontramos en 1Tesal. 1.10 que dice: Se espera con ansias la venida desde el cielo, del hijo de Dios, Jesús a quien Dios levantó de los muertos. Él
es quien nos rescató de los horrores del
juicio venidero. (NTV)
Este horror será para todos los que amaron más las
cosas de este mundo, los que se apoyan en las tradiciones religiosas de sus
antepasados, la santería y muchas otras cosas en lugar de acudir a la Biblia, y al autor de la vida que es Jesucristo
para el perdón de sus pecados.
Pensar que tanto al hombre como a la mujer, les
hubiera bastado creer y reconocer, el sacrificio que Jesús hizo para darnos la
salvación, y evitar así ese castigo. Confesando a Dios el Padre, de creer de todo corazón en Jesús, y que resucitó de entre los muertos para nuestra justificación. Tan sencillo
como eso, es lo que le proporciona al hombre la salvación y vida eterna,
evitando así el horror del juicio
venidero.
Todos tendrán en la vida una oportunidad de saber
de Jesús. ¿Quién podrá decir hoy día que nunca llegó a saber el significado de la navidad
y de la llamada “semana santa”? cada hombre habrá tenido la oportunidad de
saber que a Jesús, lo mataron al clavárlo en una cruz siendo inocente; y que
resucitó de entre los muertos. Hasta hay quienes cargan un crucifico con ellos (que de paso no les
ayuda para nada), y solo les servirá
para que den razón delante del Justo Juez de la humanidad, que hicieron con la
persona representada en esa cruz, que murió en ella para perdonarnos.
Ya que con ese
acto Jesús estaba pagando por los pecados del hombre desde Adán en adelante.
Esa es la Luz que vino a este mundo, y muchos no le han hecho caso; y nadie
podrá excusarse delante de Dios. Luego los que afirman de no creer que hubo
alguien que siendo Dios se humanó, naciendo como cualquier ser humano de una mujer, y al llegar a ser adulto; no habiendo pecado
murió por todos nosotros. ¿Será que ellos piensan que son más sabios e inteligentes que los
billones de almas, que sí creemos en Jesucristo y en esas dos fechas que conmemoran
los hechos que ocurrieron en su tiempo?
En la tercera parte se disertará sobre el tema, de cómo
está formado el hombre
Cualquier comentario, explicación o sugerencia aggeop@gmail.com
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