Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su
fin es camino de muerte.
Proverbios 14:12.
Tanto el hombre, como la mujer sabia, cuando notan que
algunas de las enseñanzas tradicionales de los hombres, no parecen ser ciertas, y ponen en peligro su alma, deberían recurrir a los escritos de la Biblia para saber cuál es la verdad que Dios le dejó al hombre por medio de su santa palabra; para la salud espiritual de su alma. Jesús dijo: “Yo soy el camino la
verdad y la vida”.
Este escrito es para disertar, con el apoyo bíblico, acerca de algunas de esas enseñanzas tradicionales, que muchos aceptan como verdad proveniente del mismo Dios. Cuando a alguien se le habla de temas espirituales, acerca del alma humana, de una vida en el más allá, de un futura resurrección y otros similares a estos, por ser temas de cosas intangibles, es posible que en la mente del oyente se formen dudas sobre la veracidad de esas cosas.
Este escrito es para disertar, con el apoyo bíblico, acerca de algunas de esas enseñanzas tradicionales, que muchos aceptan como verdad proveniente del mismo Dios. Cuando a alguien se le habla de temas espirituales, acerca del alma humana, de una vida en el más allá, de un futura resurrección y otros similares a estos, por ser temas de cosas intangibles, es posible que en la mente del oyente se formen dudas sobre la veracidad de esas cosas.
Rápidamente en la mente de tal persona surgen
preguntas tales como: ¿tendremos realmente un alma? ¿Hay verdaderamente vida
después de la muerte? ¿Resucitarán los muertos como algunos afirman que
acontecerá? etc. Cuando se le mencionan por
primera vez alguno esos temas es normal que puedan surgir en su mente algunas dudas al
respeto.
Pero cuando se le indica que eso es lo que Dios enseña en su Palabra, y permanece indiferente, sin averiguar acerca de tan importante tema para su vida, ese descuido le puede traer un grave problema en el futuro al terminar sus días en este mundo.
Pero cuando se le indica que eso es lo que Dios enseña en su Palabra, y permanece indiferente, sin averiguar acerca de tan importante tema para su vida, ese descuido le puede traer un grave problema en el futuro al terminar sus días en este mundo.
Cuando Dios formó al hombre, lo dotó de un espíritu,
un alma y un cuerpo, llegando de esa manera a ser un alma viviente. Después de haberlo creado, Dios no podía dejarlo en este mundo, sin información alguna sobre su origen, como debía comportarse en esta
vida, y su destino al final de su peregrinar por este mundo que fue preparado para que habitara en él.
Con el pasar del tiempo para tal fin le proporcionó toda esa información en la Biblia que es su palabra. Donde expresa su voluntad, todos los consejos y advertencias necesarias para las futuras generaciones; y toda información para los múltiples aspectos de la vida, sea de este mundo en el cual vivimos, como también para la vida venidera.
Con el pasar del tiempo para tal fin le proporcionó toda esa información en la Biblia que es su palabra. Donde expresa su voluntad, todos los consejos y advertencias necesarias para las futuras generaciones; y toda información para los múltiples aspectos de la vida, sea de este mundo en el cual vivimos, como también para la vida venidera.
Cada uno de nosotros, como ya se dijo anteriormente estamos formados de un espíritu, un alma y un cuerpo, donde los primeros dos son intangibles. Sólo nos damos cuenta de la existencia del cuerpo que es tangible. Aunque no la veamos el alma es la responsable ante Dios de todos nuestros actos, como claramente lo afirma la Biblia en Eze18:4 que dice: "He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá."
Esa muerte no hay que confundirla con el proceso normal de la muerte del cuerpo, donde Dios sentenció su destino final, cuando le dijo a Adán en Gén 3:19: "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás."
Se refiere a la muerte del alma que acontece después de separarse del cuerpo, cuando este deja este mundo al final de sus días. en ese momento el alma se separa del cuerpo. Si durante su peregrinación es esta vida guiando su cuerpo, se refugió en el único que le podía dar salvación y vida eterna, ella continuará con Dios eternamente; de no haber hecho caso a ese llamado de salvación, ella también morirá no destruyéndose como algunos piensan y enseñan. Por muerte del alma se entiende, el abandono de parte de Dios en un castigo eterno.
Aunque no nos damos cuenta de su existencia el alma busca su reposo en Dios que la formó. por eso la necesidad innata que hay en nosotros de adorar a un ser supremo unido a una afanosa búsqueda de felicidad que nunca hallamos. Donde algunos en lugar de adorar al que le dio la vida en espíritu y verdad, por fe creyendo que Él existe, lo sustituyen por figuras de madera, yeso, y cosas hechas por el hombre. Cosa que desagrada a Dios y lo prohíbe en su palabra.
Esa muerte no hay que confundirla con el proceso normal de la muerte del cuerpo, donde Dios sentenció su destino final, cuando le dijo a Adán en Gén 3:19: "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás."
Se refiere a la muerte del alma que acontece después de separarse del cuerpo, cuando este deja este mundo al final de sus días. en ese momento el alma se separa del cuerpo. Si durante su peregrinación es esta vida guiando su cuerpo, se refugió en el único que le podía dar salvación y vida eterna, ella continuará con Dios eternamente; de no haber hecho caso a ese llamado de salvación, ella también morirá no destruyéndose como algunos piensan y enseñan. Por muerte del alma se entiende, el abandono de parte de Dios en un castigo eterno.
Aunque no nos damos cuenta de su existencia el alma busca su reposo en Dios que la formó. por eso la necesidad innata que hay en nosotros de adorar a un ser supremo unido a una afanosa búsqueda de felicidad que nunca hallamos. Donde algunos en lugar de adorar al que le dio la vida en espíritu y verdad, por fe creyendo que Él existe, lo sustituyen por figuras de madera, yeso, y cosas hechas por el hombre. Cosa que desagrada a Dios y lo prohíbe en su palabra.
Los humanos nos diferenciamos de los animales porque
Dios nos dotó de un alma viviente, por el soplo de vida que le dio; en Génesis
2.7 que dice: "Entonces Dios formó al hombre del polvo de la
tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre llegó a ser un alma
viviente". Fíjense en
la expresión bíblica "alma viviente". Como se puede notar el hombre
está dotado de un alma la cual trata de buscar, y unirse a Aquel que le
dio la vida, o sea a su creador que es Dios. Pero el alma está sujeta a un
cuerpo, que por su naturaleza pecaminosa lucha en su contra, tratando de alejarla de Dios.
En la mayoría de los casos, no nos preocupamos mucho
por nuestra alma, y muchos son los que la ignoran completamente durante toda su
vida. Para muchos la existencia se reduce a una vida en busca del bienestar del
cuerpo y las cosas materiales que nos rodean. (Por supuesto que eso no tiene
nada de malo) Lo que acontece es, que no llegamos a percibir la necesidad del alma,
la cual se manifiesta con una sensación de insatisfacción
interna, y una ansiedad que normalmente la confundimos, creyendo que es
una necesidad del cuerpo.
Ese efecto de ansiedad nos impulsa a
afanarnos aún más en esta vida, con el fin de buscar la manera de mejorar
nuestra situación económica y acomodo, para proporcionar, mejores comodidades y
esparcimientos para el bienestar del cuerpo. Pero después de todo el esfuerzo, que
le podamos dedicar, buscando ese bienestar material, cuando alcanzamos, lo
que creíamos que era lo que nos proporcionaría esa supuesta satisfacción; nos
damos cuenta que todo sigue igual y sigue habiendo un vacío y una
ansiedad en nuestro ser.
En el Salmo 42:1 escrito por el rey
David que ciertamente no le faltaba nada dice: Como el ciervo
brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Mi alma tiene sed de Dios del Dios vivo. Ese era y es el clamor del
alma, de todo ser humano.
Aunque el rey David tenía todo lo que deseaba en su
reino, él tenía ese gemido innato que pudo percibir llegando a comprender que
era el clamor de su alma. Aquel que no llega a comprender el gemido que sale del
interior de su alma, y confunde ese
abatimiento, con una necesidad del cuerpo; inútilmente se afanará en esta
vida para satisfacer ese clamor del alma.
Esa es la razón por la cual algunos de esos
ricachones, a los cuales la vida les proporcionó de todo, a veces se quitan la
vida; por no saber diferenciar o reconocer entre el clamor del alma, y las
necesidades del cuerpo en nuestra vida cotidiana.
Como el alma comúnmente es ignorada, los afanes y
obligaciones de esta vida nos tienen completamente ocupados. El alma por supuesto, como es
algo intangible, todo lo contrario de nuestro cuerpo que lo vemos y lo
palpamos; nunca se le dedica y un tiempo con el fin buscar “ese algo” que
nos falta; que es la comunión con Dios. Eso es debido a que no hemos aprendido a considerar su
existencia, ni el remedio para de "ese clamor" con el fin
de llenar ese vacío.
Aunque a veces se hace un propósito con toda la buena
voluntad, para alcanzar una meta espiritual, los afanes de esta vida nos
impiden llenar ese vacío, que hay en nuestro diario vivir, siempre atraídos por
los afanes de esta vida.
Las enseñanzas tradicionales no son las más acertadas ni favorecen al alma.
Otra cosa que dificulta el normal interés de
ocuparnos del alma, para los que realmente creen que ella es parte de su vida,
son esas enseñanzas espurias que enseñan y divulgan, y se graban en las mentes de los simples, tales como: Que al morir lo colocan a uno bajo tierra y todo se acaba; en parte es verdad porque eso es lo que acontece con el alma que vuelve a la materia de donde fue formado pero el alma es imperecedera y es liberada con la muerte del cuerpo. Otros explican eso de otra manera diciendo que al morir uno deja de
existir y no sabe más de sí mismo, pereciendo todos sus pensamientos. Alegando así la completa destrucción tanto del alma como del cuerpo.
Otras enseñanzas afirman, que después de morir uno se reencarna con una nueva identidad y así se van perfeccionando en cada reencarnación. No se de donde sacan esas teorías pero sé que es el diablo que la promueve, para que el alma se distraiga en eso y no piense que al no buscar a Jesucristo para su salvación será castigado eternamente.
Como la mayor afrenta al sacrificio redentor de Jesús, es los que afirman que si se portaron mal pecando en esta vida, al morir sus almas pasarán un tiempo en el purgatorio para luego ir al paraíso etc. Todas estas enseñanzas no son otra cosa que paños calientes para aquietar, el destino del alma que peca en contra de Dios. Todas esas enseñanzas espurias no se encuentran en la Palabra de Dios. Solamente son para tranquilizar a los feligreses de las varias religiones para que no piensen en el castigo, ni mediten claramente que sin Cristo no hay salvación para el alma. Solamente sirven mantener en un aparente estado de seguridad al hombre y la mujer que tarde o temprano se enfrentará al más allá de la vida de este mundo.
Otras enseñanzas afirman, que después de morir uno se reencarna con una nueva identidad y así se van perfeccionando en cada reencarnación. No se de donde sacan esas teorías pero sé que es el diablo que la promueve, para que el alma se distraiga en eso y no piense que al no buscar a Jesucristo para su salvación será castigado eternamente.
Como la mayor afrenta al sacrificio redentor de Jesús, es los que afirman que si se portaron mal pecando en esta vida, al morir sus almas pasarán un tiempo en el purgatorio para luego ir al paraíso etc. Todas estas enseñanzas no son otra cosa que paños calientes para aquietar, el destino del alma que peca en contra de Dios. Todas esas enseñanzas espurias no se encuentran en la Palabra de Dios. Solamente son para tranquilizar a los feligreses de las varias religiones para que no piensen en el castigo, ni mediten claramente que sin Cristo no hay salvación para el alma. Solamente sirven mantener en un aparente estado de seguridad al hombre y la mujer que tarde o temprano se enfrentará al más allá de la vida de este mundo.
Esos falsos maestros con sus credos, evitan y no
quieren encarar la realidad bíblica, suavizan las cosas con falsas esperanzas
afirmando que al morir, el cuerpo es sepultado, y el alma va a un sitio llamado
"purgatorio", a expiar por un tiempo sus culpas, y luego
de haber pagado por sus pecados (o que alguien le pague una misa en
este mundo para sacarlo de ese sitio) sale de allí a otro lugar llamado
paraíso. Esta doctrina del purgatorio, es la mayor una afrenta que el diablo pudo inventar para inutilizar al sacrificio redentor de
Jesucristo.
Porque de ser tan sencilla la reconciliación del hombre con Dios por medio de ese llamado purgatorio nos deberíamos preguntar ¿para qué vino Cristo a morir por los pecadores; si para llegar al paraíso o ser salvo está el purgatorio?
Porque de ser tan sencilla la reconciliación del hombre con Dios por medio de ese llamado purgatorio nos deberíamos preguntar ¿para qué vino Cristo a morir por los pecadores; si para llegar al paraíso o ser salvo está el purgatorio?
LA REALIDAD BÍBLICA DEL MÁS ALLÁ
Como nadie ha regresado del más allá, para que
nos relate acerca de ese lugar, la única enseñanza que tenemos es la que nos
proporciona la Palabra de Dios, por medio de Aquel que vino de ese lugar, nuestro Señor
Jesucristo. Todas las demás teorías extra bíblicas son meras especulaciones y
doctrinas de error.
Es Satanás que insinúa, a los líderes de algunas
organizaciones eclesiásticas la propagación de esas doctrinas, con el fin de tranquilizar la mente de sus adeptos, las cuales no se encuentran en los
escritos y verdades de la Biblia. Ocultándole así el peligro,
en que se encuentran sus almas. Luego al separarse del cuerpo, se encuentra en esa otra dimensión, del más allá, engañada por no
haber atendido el verdadero llamado de Dios y su mensaje salvador a causa de todas esas falsedades.
Otras de las preguntas que pueden pasar por nuestra
mente es: ¿existe realmente en nosotros, ésta alma que clama por Dios, y
necesita ser salvada por Jesucristo? Pues sí existe, así lo enseña la palabra
de Dios.
Sin embargo aparte de la enseñanza bíblica, que
analizaremos a continuación, hay una manera muy simple de averiguar la
existencia del alma en nuestra vida por uno mismo. Esto se consigue reflexionando
en algo muy sencillo, que es lo siguiente: Se ha puesto a pensar que desde que
tiene razón de ti mismo, de tu existencia, tu cuerpo ha crecido, se ha
transformado, y ha envejecido, se ha enfermado etc. Pero ¿has notado que tus
pensamientos y YO que está en ti, es el mismo, y no ha cambiado en nada desde que tenías 15 o 16 años?
Interiormente uno no envejece se sigue siendo el mismo.
Es normal que
notes diferencias en tu cuerpo con el pasar de los años, pero analízate, ¿ha
habido algún cambio en ese “Yo”, ese ser interno que es tu alma, la cual no
envejece ni perece porque es eterna? ¿Verdad que no? Pues esa es la parte
intangible de nuestra naturaleza espiritual, que se diferencia de lo tangible
que es nuestra naturaleza humana, o cuerpo.
Otra manera de
averiguarlo, es por supuesto a través de la Biblia, leyendo la
palabra de Dios, ella es lo que Dios le dejó a la humanidad a fin de que le conozcamos a Él, como nuestro hacedor y también para que sepamos acerca de nuestra doble naturaleza; tanto de la espiritual como la material. La material que es nuestro cuerpo con sus reacciones y necesidades, la conocemos porque es tangible la vemos, y la podemos tocar; pero el alma que es el centro de nuestros pensamientos, el director, y el motor de nuestras acciones, no la podemos ver, porque ella es la parte espiritual del hombre. Es la parte que Dios creo en nosotros, con su Espíritu, con ese soplo de vida que puso en nuestro ser.
palabra de Dios, ella es lo que Dios le dejó a la humanidad a fin de que le conozcamos a Él, como nuestro hacedor y también para que sepamos acerca de nuestra doble naturaleza; tanto de la espiritual como la material. La material que es nuestro cuerpo con sus reacciones y necesidades, la conocemos porque es tangible la vemos, y la podemos tocar; pero el alma que es el centro de nuestros pensamientos, el director, y el motor de nuestras acciones, no la podemos ver, porque ella es la parte espiritual del hombre. Es la parte que Dios creo en nosotros, con su Espíritu, con ese soplo de vida que puso en nuestro ser.
Para saber de
ella y lo que acontece después de la muerte, debemos recurrir a la única fuente
confiable, que es la palabra de Dios. Y aprender del único que vino del más
allá, con autoridad para enseñarnos, y este no puede ser otro que nuestro Señor
Jesucristo. Él es el único que conoce esa dimensión, y el lugar donde residen
los que han dejado este mundo. Él tiene suficiente autoridad para
poder revelar lo que acontece con el alma después de separarse del cuerpo, esa otro sitio.
Jesucristo escurrió esa cortina para revelar ese sitio donde residen los que parten de este mundo y se encuentran en esa nueva morada del más allá que hasta ese momento era desconocido. En Lucas 16.19 el Señor relata de un coloquio que tuvo lugar en ese lugar llamado Hades, donde se mencionas tres personajes, que vivieron en este mundo en diferentes épocas y luego murieron.
Jesucristo escurrió esa cortina para revelar ese sitio donde residen los que parten de este mundo y se encuentran en esa nueva morada del más allá que hasta ese momento era desconocido. En Lucas 16.19 el Señor relata de un coloquio que tuvo lugar en ese lugar llamado Hades, donde se mencionas tres personajes, que vivieron en este mundo en diferentes épocas y luego murieron.
Los tres protagonistas de este relato bíblico al
morir, experimentaron la separación de sus almas, esa parte que no vemos de
nuestra existencia. Al ellos morir sus cuerpos lógicamente fueron sepultados, pero sus almas se encontraron en ese lugar temporal, de reunión llamado Hades. que lo podríamos la antesala del juicio.
Lo que aconteció allí y las conversaciones al encontrarse ellos tres en ese sitio; solamente pudo ser revelado por Jesucristo. En ese lugar es donde se reunían todas las almas, desde el día que Abel lo inauguró; y ha estado recibiendo a todos aquellos que dejan este mundo a causa de la muerte. hasta que Jesucristo fue allí para llevarse a los suyos los que depositaron su confianza en Él trasladándolos para otro sitio llamado paraíso.
Lo que aconteció allí y las conversaciones al encontrarse ellos tres en ese sitio; solamente pudo ser revelado por Jesucristo. En ese lugar es donde se reunían todas las almas, desde el día que Abel lo inauguró; y ha estado recibiendo a todos aquellos que dejan este mundo a causa de la muerte. hasta que Jesucristo fue allí para llevarse a los suyos los que depositaron su confianza en Él trasladándolos para otro sitio llamado paraíso.
Este relato único y muy interesante, se puede considerar como verídico y muy ilustrativo del más allá. Es el encuentro de unas almas, cuyos cuerpos fueron sepultados en este mundo, y estando en esa otra dimensión, inician una conversación donde
se nos enseña que: se vieron, conversaron, se deduce que se reconocieron, hablaron y se oyeron entre ellos; como
también recordaron y tenían conciencia de las cosas que pasaban en este mundo. Resumiendo, actuaron como si hubiesen tenido sus
respectivos cuerpos.
A fin de poder entender bien este interesante
argumento, y pensando que algún lector no tenga un Nuevo Testamento a la mano,
se transcribe el relato de Jesucristo, tomado de la Biblia en el evangelio según
Lucas 16.19,30 de la Versión Reina Valera 60, desde el Verso 19 que dice: Había
un hombre rico, que se vestía de purpura y de lino fino, y hacía cada día
banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba
echado a la puerta de aquél, lleno de llagas. Y ansiaba saciarse de las migajas
que caían de la mesa del rico; y aún los perros venían y le lamían las llagas.
Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de
Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos,
y estando en tormentos, vio a Abraham y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando
voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que
moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado
en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes
en tu vida,Y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú
atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y
vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden,
ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego pues, padre que envíes a la
casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin
de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A
Moisés y a los profetas tienes; óiganlos. El entonces dijo: No, padre Abraham;
pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a
los profetas, tampoco se persuadirán si alguno se levantare de los
muertos.
Analizar este
relato en todos sus detalles sería muy extenso, razón por la cual solo haremos
breves comentarios de lo que la palabra de Dios nos quiere enseñar sobre
el tema del alma y del más allá.
Comenzaremos por decir que mientras el cuerpo de
Abraham, según Génesis 50:13 fue sepultado en Canaán, en la cueva del
campo de Macpela; así como también el cuerpo del rico y de Lázaro fueron
sepultados, sus almas seguían con vida, según lo indica el anterior relato; y
sostuvieron una conversación al encontrarse en ese sitio de reunión temporal
llamado Hades. (Mientras sus cuerpos lógicamente estaban en sus respectivas
tumbas).
Se debe aclarar que antes de la muerte de Jesucristo, todas
las almas separadas de sus cuerpos, independientemente de ser justas o injustas, estaban como vimos reunidas en el Hades. En dos diferentes lugares, separados
por un gran abismo. Donde uno era denominado "el seno de Abraham", el cual era de consuelo, para todas las almas que depositaron su confianza en Dios. Mientras el otro era un lugar de tormento, por el solo hacho de pensar, sin remedio alguno que habían desperdiciado su vida en este mundo sin acudir al dador de la vida que es Jesucristo.
Después de su muerte, Jesús visitó ese lugar y trasladando todas las almas perteneciente a la fe de Abraham, a otro lugar llamado paraíso. Quedando el Hades o Seol, desde entonces solamente para los desobedientes a la voluntad de Dios.
Después de su muerte, Jesús visitó ese lugar y trasladando todas las almas perteneciente a la fe de Abraham, a otro lugar llamado paraíso. Quedando el Hades o Seol, desde entonces solamente para los desobedientes a la voluntad de Dios.
De lo que revela el relato, acerca del encuentro de
esas tres almas en el Hades, una de las cosas más importante que podemos
aprender es: que después de la muerte del cuerpo hay vida; y notar como en el Hades seguían conscientes.
La otra cosa muy importante del relato es, que no había un tercer lugares
sino dos. Desmontando así esas falsas doctrinas de la aniquilación del alma, la
reencarnación, como la del purgatorio.
Estando el rico en el Hades, el relato dice que alzó
sus ojos, aquí es donde se puede deducir, que él se encontraba en una posición
inferior a la del seno de Abraham. Pero ahora, nos preguntamos: ¿A cuales ojos
se refiere si sus ojos físicos estaban en la Tumba?
Es aquí donde se nos quiere revelar las facultades que
tiene el alma, que no necesita de ojos físicos como los del cuerpo para ver; ella puede ver sin necesidad de lo físico. Así que, él veía, y pudo
reconocer a Abraham y a Lázaro, aquel pordiosero que por algún tiempo lo vio
estando en el cuerpo, tirado junto a su puerta, deseando saciar su hambre
de lo que caía de su mesa, por la expresión "ansiaba saciarse" se
deduce que no se le permitía recoger las sobras que pudiera caer de sus
mesas.
Al ver a Lázaro junto a Abraham, dando voces dijo:
Padre Abraham ten misericordia de mí y envía a Lázaro (posiblemente todavía lo
retenía un ser inferior como el que estaba tirado en su puerta) para que moje
la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua porque estoy atormentado en
esta llama. Por las palabras de este clamor aprendemos unas cuantas cosas: Que
aunque las cuerdas vocales de su ex cuerpo estaban en la tumba, el clamó a
Abraham, con esto entendemos que ¡podía hablar! podía comunicarse.
También aprendemos que al reconocer a Lázaro, su
memoria y conocimiento del pasado permanecía vivo en él, aunque su cerebro
físico estaba en la tumba. Y también se nos revela que se encontraba en un
lugar de sufrimiento separado de donde estaba Lázaro. El sufrimiento y molestia
que experimentaba nos revela que su sentido y sensación estaba vivo en él, aun
no teniendo un cuerpo. Razón por la cual pide una misericordiosa ayuda, para
aliviarse de ese sufrimiento.
Al oír Abraham su clamor entendemos que había en ellos percepción, porque él escuchó su mensaje y le respondió, diciéndole que se acordara que en su vida él tuvo de todo, y Lázaro males, dándonos a entender que aun no teniendo un cerebro físico, la memoria permanece en el alma, no se pierde con la muerte. Abraham le explica la imposibilidad de poder cumplir con su petición debido al impedimento de allegarse hasta ese sitio, por el gran abismo que los separaba a ambos, así que, por ese motivo, ni unos ni otros podían cruzar ese abismo que los separaba.
Al oír Abraham su clamor entendemos que había en ellos percepción, porque él escuchó su mensaje y le respondió, diciéndole que se acordara que en su vida él tuvo de todo, y Lázaro males, dándonos a entender que aun no teniendo un cerebro físico, la memoria permanece en el alma, no se pierde con la muerte. Abraham le explica la imposibilidad de poder cumplir con su petición debido al impedimento de allegarse hasta ese sitio, por el gran abismo que los separaba a ambos, así que, por ese motivo, ni unos ni otros podían cruzar ese abismo que los separaba.
El último argumento de conversación entre Abraham y el
rico, fue la petición de enviar de entre los muertos alguien a la casa de su
padre, porque tenía cinco hermanos, que necesitaban ser advertidos, para que
ellos no fueran a ese lugar de tormento donde él estaba. Es algo difícil poder
entender cuál fue la razón, que lo motivó para preocuparse por sus hermanos,
estando en esa tormentosa situación. Se podría pensar que era un intento para
darle a entender a Abraham, que aun estando merecidamente en ese lugar por sus
actos, todavía había buenos sentimientos en él, al preocuparse por sus
hermanos. Como demostrando un sincero amor hacia ellos, aplicando el refrán que
a veces se oye: “lo que me está pasando no se lo deseo ni a mi peor enemigo”.
Seguramente
cuando él le hace esas peticiones a Abraham, se podría pensar que asumía que
siendo el patriarca principal de su nación pudiera decidir, quien era el más
indicado para esa tarea de enviar para advertir a sus hermanos. Sea cual fuere el
motivo de su petición, Abraham no tenía la facultad de realizar algo, excepto
de informar acerca de lo que él pedía. Mucho menos de darle esperanza alguna de
poder cambiar las cosas; ya que buscar a Dios y obedecerlo, es algo que
pertenece a esta vida, y no después de la muerte.
Aunque Abraham y todos lo que estaban en ese lugar
donde eran consolados, ellos también estaban retenidos, no
tenían potestad alguna de tomar acciones para efectuar cambios. Posiblemente
al hacer el rico esas peticiones, él no entendía que su situación era irreversible.
Ya no había manera de cambiarla, todo arrepentimiento, cambio de actitud, y de
sujeción a las enseñanzas de la palabra de Dios; hay que obedecerlas y acatarlas mientras
se tenga la oportunidad de vida en este mundo, teniendo como límite la muerte.
En cambio Abraham estaba claro al decirle, que si sus
hermanos no oían las enseñanzas de Moisés, (refiriéndose a la ley) o por medio de la predicación de los
profetas, estando en vida, tampoco se persuadirían si alguien se levantara de
los muertos.
Esta explicación nos enseña que el hombre, con sus propias experiencias, teorías humanas sobre la vida o la muerte, no ayudan para nada ni para él, ni en convencer a otro para ser salvo. Solo cuando el hombre habla o predica lo que la Biblia enseña, es que esta hará el efecto por la cual es enviada; por eso que ella dice: "Que la fe viene por oír la palabra de Dios," bien sea por la predicación, o por leerla."
Esta explicación nos enseña que el hombre, con sus propias experiencias, teorías humanas sobre la vida o la muerte, no ayudan para nada ni para él, ni en convencer a otro para ser salvo. Solo cuando el hombre habla o predica lo que la Biblia enseña, es que esta hará el efecto por la cual es enviada; por eso que ella dice: "Que la fe viene por oír la palabra de Dios," bien sea por la predicación, o por leerla."
Es propicio el momento para una importante pregunta: ¿Por
qué Abraham no le dió al rico, ninguna esperanza de un cambio de su situación en
el futuro, estando su alma atormentada y angustiada? ¿Por qué no le informó,
que existía o había un medio, o un lugar, que le daba la posibilidad de salir de
esa situación? Que existía una segunda oportunidad, con la presumida doctrina de la reencarnación, ¿Por qué no le informó que existía el tan presumido y popular purgatorio, para que por lo menos le hubiera servido de consuelo?
¿Por qué no le informó que después de sufrir por un
tiempo en ese supuesto purgatorio, saldría automáticamente de ese sitio, o podría salir
más rápido si uno de sus parientes pagara por una misa, para sacarlo de allí a un
lugar de consuelo para su alma? No, no se deje engañar porque esas son todas mentiras que la palabra de Dios no contempla.
Abraham simplemente no se lo mencionó, porque no existe tal purgatorio, es simplemente un engaño satánico, para tranquilizar a las personas, y darle a los seguidores de esa doctrina, una falsa esperanza, con ese inexistente purgatorio; como una forma de evitar el castigo eterno. La respuesta a todas esas preguntas es: simplemente porque no existe la posibilidad de cambiar las cosas.
Abraham simplemente no se lo mencionó, porque no existe tal purgatorio, es simplemente un engaño satánico, para tranquilizar a las personas, y darle a los seguidores de esa doctrina, una falsa esperanza, con ese inexistente purgatorio; como una forma de evitar el castigo eterno. La respuesta a todas esas preguntas es: simplemente porque no existe la posibilidad de cambiar las cosas.
Es evidente que tampoco existe la tal aniquilación del
alma, que algunos sustentan, que al morir perecen sus pensamientos y todo se
acaba. Pues muy claramente Jesucristo revela todo lo contrario, en el relato
bíblico que sustenta ésta exposición, y afirma que el alma después de la muerte
sigue con vida, y con todos los sentidos que tenía estando en el cuerpo, antes
de experimentar la separación que causa la muerte del cuerpo.
Es oportuno aclarar que ese rico no se encontraba en
ese sitio de tormento por ser rico, sino porque se desentendió de las cosas de
Dios, y de sus estatutos estando en vida, no tomó en cuenta para nada las
enseñanzas de la ley mosaica que regía en ese tiempo. Como tampoco Lázaro se
encontraba en ese sitio de consuelo por tener llagas o ser pobre. Todo hombre o
mujer tiene el deber de buscar a Dios mientras viva; en el período de vida
que le es concedido en este mundo, y obedecer su santa palabra, reconociendo a
Jesucristo como el único medio de perdón, para ser salvo.
Concluimos diciendo que cada uno de nosotros posee un
alma, y la única manera de evitar de ir a ese lugar donde estaba el rico,
es acatar lo que Jesús enseñó cuando dijo en Juan 14:6 diciendo: “Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene
al Padre sino por mí.
Es
importante meditar sobre esa frase, del Evangelio según San Juan, donde todos los santos hombres nombrados en la
Biblia; aunque fueron santos, como también María, que fue la virgen escogida
para que naciera Jesús el Salvador eran personas humanas. Jesús lo dijo muy claramente al afirmar Él era el “Camino, la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre
sino por mí.” Nadie ni nada puede salvar el si esta no acude a Jesucristo.
El que cree en Jesús tiene vida eterna, y Cristo le resucitará
en el Día postrero
Aggeo Palumbi, noviembre 2009 Revisado el 03/del 2018
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